viernes, 27 de noviembre de 2009

La Canoa


La canoa era la pieza más importante y apreciada de su patrimonio material. Era fabricada con cortezas, preferentemente de coigüe. Su longitud era variable, entre 8 ó 9 metros y en ella podía acomodarse una familia. La canoa era además de un medio de transporte una verdadera vivienda flotante, pues en ella pasaban buena parte del tiempo. En el siglo XX y por influencia de los loberos chilotes, empezaron a construir canoas de un tronco ahuecado, a semejanza de los bongos de Chiloé.

La canoa era un espacio femenino. Aunque en su construcción colaboraban hombres, era la mujer quien se preocupaba de remar. Los hijos eran los encargados de mantener la fogata encendida, la cual se posaba sobre una capa de musgos y ardía en uno de los extremos de la embarcación, protegida por un toldo de cuero. El fuego les permitía calentar sus alimentos (la mayoría de ellos obtenidos del mar), abrir los moluscos, servir como fuente de calor y como señal para evitar que dos canoas chocaran.

Al amanecer, la mujer remaba hacia los roqueríos, donde dejaba a su esposo e hijos varones pescando y cazando todo el día. Mientras tanto, ella dirigía la canoa hacia aguas bajas, donde buceaba o mariscaba con un canasto colgado del cuello, para extraer langostas y erizos. Esta tarea era exclusivamente femenina, ya que a pesar de su cercanía al mar, los hombres no sabían nadar, y si la embarcación llegaba a volcar, ellos morían ahogados. Antes del anochecer, la mujer remaba nuevamente hacia donde estaban su marido y sus hijos, para recogerlos, comer y pasar la noche en la canoa.

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